domingo, 12 de diciembre de 2010


Gran circo romano

La civilización occidental es hija de la grecolatina. De ella hemos heredado mucho. El Imperio romano tenía que mantener al ciudadano contento. Una de las formas era a través de espectáculos con gladiadores, y otra echando a los cristianos a los leones.

También nuestra civilización necesita tenernos distraídos. Quizás pensemos: el ccidente de ahora tiene cine y turismo; es menos incivilizada. Pero digo: occidente tiene guerras y penurias de todo tipo retransmitidas en vivo como si de una película de ficción… Eso también forma parte de nuestro circo romano.

miércoles, 8 de diciembre de 2010


Serenidad y orgullo

Convengamos que la serenidad es vivir el presente sin alterarse hasta un límite en el que emociones como la ira, la euforia o el asco emboten la razón o condicionen sobremanera la conducta.

La agitación la desencadena algo externo, pero, al fin y al cabo, la agitación nos pertenece. Para domeñarla debo convertirme en domesticador de fieras, de mi fiera. En el fondo del fondo, según cómo, es una oportunidad deseable. La serenidad –digo yo- no es más que razón, salud, vigor. Buscar la serenidad es uno de mis caminos. Dar con ella, al menos en tipos como yo, agitados desde siempre, no es fácil. Pero noto los cambios.

Creo que la serenidad con mayúsculas permite reconocer el error antes de que la ira aparezca disfrazada de orgullo, dignidad o amor propio herido. Si todavía es fingida –superficial, quiero decir; cuando sólo atañe al cuerpo y la mente más somera-, sirve para detener los golpes de la ira, que perturbaría la razón. En este último caso, hay que expresar la rabia canalizándola por otra vía que no sea la violenta hacia el prójimo –súbete a un monte y grita o haz un par de sprints o pégate un buen tortazo-, porque de lo contrario se acumula en el interior y nos dañamos a nosotros mismos o, al final, herimos al otro, por una causa aparentemente tonta. ¿Por qué a veces, si no, mostramos impulsos agresivos excesivos por nimiedades? Pues por pequeñeces amontonadas en el espíritu durante días, meses o años. Más cuanto mayor seas y menos las hayas expresado por el camino. Muchas pequeñeces se convierten en enormidades, como el efecto bola de nieve. De aquí que manifestara al inicio que la agitación la desencadena algo externo, pero que si se convierte en ira desbocada, seguro que en la mayoría de casos es síntoma de que albergamos ya el combustible suficiente –pongamos, ira reprimida- y que sólo nos había hecho falta la chispa que todo lo inflama.

Pero, ¿qué es esto del orgullo?

Familia del orgullo, en grados, y de menor a mayor:
  • dignidad
  • orgullo
  • honor, pundonor
  • vanidad, superfluidad...
  • petulancia, presunción, jactancia, soberbia…
Seamos serios: esta gradación no esconde más que orgullo, más o menos inflado, o aceptado sociomoralmente en alguno de sus estadios, pero orgullo duro y puro. Me pregunto qué sería de un ser humano sin orgullo, es decir, sin dignidad. ¿Sería feliz? ¿O dejaría de poder llamarse humano? Creo que lo primero, siempre y cuando con la palabra dignidad nos refiramos a nuestras disputas cotidianas occidentales y no a la necesidad, brutalidad y esclavitud que padecen los humanes en muchas partes del mundo.

¡Qué útil, sin embargo, es la vanidad! Coincido con muchos en que al ser humano, en general y entre otros muchos móviles, lo guía la vanidad. Con ello, el ser busca sentirse importante, apreciado, en el fondo. Busca el halago, no la adulación. [Quien busca la adulación es un imbécil, a menos que a través de ella busque otros fines, como el que pretende el que adula cuando ansía una relación engrasada, tranquila y cómoda con el adulado, o generosa por parte del adulado. Pero esto es por parte del que adula]. Si no fuera por la búsqueda del placer que suscita en nosotros el halago, el mundo de hoy diferiría en gran medida del que es. Buenas y malas acciones, descubrimientos e inventos han acaecido por ella. Científicos, líderes, profesionales, pensadores se han movido por ella, en búsqueda del placer que creían que el halago de otros o de sí mismos les procuraría. Y eso, sin saborearla más que en sus mentes, sin conocerla de suyo (eso sí, conocen todos su esencia: el placer). Todos ansían, en mayor o menor medida, engrandecer su amor propio a costa del otro. O como dije ya, reafirmar su identidad. Saber también, por el halago, que existen. ¡Ojo, que yo el primero de la fila, eh! En cierta mesura, ¿quién no agradece un dulce? O sea, que orgullo con mesura o un poco de vanidad, ¿pues qué?

Vuelvo a la serenidad. ¿Cómo puede un tipo como yo, nervioso, impetuoso, conseguir cierta serenidad? Y antes que esto, ¿qué ocurre: no soporto mi fogosidad? No, lo que no soporto son las consecuencias nefastas que a veces se han derivado de tal ardor. Sin embargo, ha llegado un punto en que me molesta sentir la propia agitación. Tanto tragar me ha hecho en exceso susceptible, supongo. Tanta lluvia fina ha convertido mi piel en demasiado suave. Son mis nimiedades.

Creo que meditar y hacer deporte pueden ayudar. Nunca me ha gustado el deporte. Así que me queda lo primero, relajar mente y espíritu cuando puedo, me acuerdo y quiero. También respirar. Pero, sobre todo y para empezar, razonar y prever. Sentiré los adelantos de la serenidad cuando mantenga siempre, o en los momentos críticos para mí, la compostura, cuando sea real, no fingida. De hecho, en esta faceta ya no soy el mismo que hace unos años. Cuando lo consiga en las situaciones más adversas, aún ganaré más; cuando me disfrace de enfadado si lo creo oportuno sin llegar a sentir atisbo de ira, aún más. Pero no quiero dejar de ser humano. ¡Oh, el descontrol! Mientras escribo he vivido unas cuántas vivencias cotidianas hostiles en las que la serenidad se me ha esfumado como si nunca hubiera sabido de su existencia. Y es en estos momentos cuando de verdad es más necesaria. ¿Qué me importa estarlo sólo en momentos apacibles? Pero persevero con paciencia para que estas ideas y el entrenamiento den frutos. Que -ya digo- algo hay ya, si me comparo con años atrás.

Observar las señales de la agitación es clave. E incluso evitar escenarios que sepas que aún te pueden, o prever la reacción. Ejercitar la prudencia y la paciencia para domeñar el ímpetu. A veces me ha pasado que he querido hacer algo sabiendo que sería mucho mejor posponerlo para pensarlo antes con calma. Y me ha costado refrenarme, y aunque no siempre lo he conseguido, algunas sí. También he de decir que en ocasiones he hecho algo en caliente porque si no, no lo hacía, porque si no, excesivas razones muy sensatas habrían ahogado mis intenciones, mi voluntad, mi deseo, mi yo. Y aunque no lo he hecho con las formas más adecuadas, sé que, en el fondo, es lo que quería, porque pasado el tiempo he comprobado que era lo que quería.

Con todo, hace un tiempo que he optado por la serenidad como una regla adecuada, en general, para vivir. Pero jamás me abandona la impaciencia. Por ejemplo, convendría que para redondear este escrito, consultara otro que escribí hace un tiempo en el que recuerdo que anoté algo sobre serenidad y otras condiciones de los humanos, pero mi impaciencia y, sobre todo, mi holgazanería, me lo impiden. Que ahora piense en la serenidad como una buena regla para (no) actuar, no quita que mañana decida lo contrario o algo muy diferente. Ustedes saben…

Al final, parece esta entrada una confesión. Es lo que hay. Saludos.

PS: Si alguien sospecha que por aquí hay algo de Montaigne o Séneca tiene razón.

domingo, 5 de diciembre de 2010


Mala baba contra los controladores

La mala baba surge hasta en el menos pintado cuando se siente protegido por el grupo. No dudo de que este colectivo ha hecho una huelga encubierta y que tendría que recibir las consecuencias por no convocarla de forma legal con suficiente antelación, pero pienso que la situación se ha extralimitado y los medios y el gobierno son los responsables. A mi juicio, el Ejecutivo no estaba preocupado por los pasajeros, sino por la imagen de flojedad del gobierno y por la presión empresarial. El gobierno ha llevado la situación al límite a sabiendas de que los medios les harían el juego. Ambos, medios y gobierno, se han llenado la boca de “la sociedad española”, “rehenes” y “chantaje”. Que yo sepa, la mayoría de la sociedad española estaba en su casa. ¿No tendría que decir un juez si los controladores son secuestradores? Les ha faltado tacharlos de “asesinos” o “terroristas”.

Dice el vicepresidente Rubalcaba que estos trabajadores tienen un sueldo y estatutos privilegiados. Pues mire usted, mejor para ellos. Ustedes también tienen sueldos interesantes y los directivos de ciertas compañías mejores aún. Sin contar dietas y otros privilegios. Cuando ocupas un puesto, hay unas condiciones laborales mínimas exigibles, al margen de los salarios. Y me parece de vergüenza que el ministro del Interior se quede tan tranquilo diciendo que las horas de baja no les computan como trabajo. ¿Eso no es delito?

Prueba de que los controladores actuaron bajo el paraguas de la legalidad es que el gobierno tuvo que hacer un decreto expreso para cambiar la ley, según la cual los controladores habían cumplido el cómputo de horas. Así lo ha explicado el mismo ministro en la radio, aunque él ha hablado de “interpretación peculiar”. Siento náuseas cuando le escucho afirmando cuánto pensaba en los pasajeros que se quedaron sin ver a su familia o sin hacer el viaje de puente de turno. Como usted, seré demagógico: piense más en los cuatro millones de parados que no tienen para ese billete de avión. El dolor proviene de otro lado: de las punzadas de las compañías, de las pérdidas que les genera, del qué dirán oposición y el resto de países del gobierno si no hace nada al respecto –de ahí, lo de tirar por la militarización-. Si Zapatero hubiera tenido una legislatura fácil dudo que hubiera militarizado nada. Pero Zapatero tiene fama de flojo.

Me duele también que el vicepresidente llame mentiroso a un controlador que dijo no sé qué de que las fuerzas del Estado entraron con una pistola. ¡Qué valiente que es Rubalcaba! ¿Ahora es juez, también? Y, señor Rubalcaba, decir que todo este embrollo ha de servirnos como ejemplo para que sepamos que quien mantenga un pulso con el Estado lo perderá, asusta: por su prepotencia, quiero decir. Más fuerza y menos diálogo, ¿no?. Y me duele todavía más que hasta la fecha ningún medio haya puesto ni siquiera en duda la versión del gobierno o que ninguno haya ofrecido y dado más voz a los controladores. Y no me vale que digan que no quieren hablar o que ya han hablado algunos. ¿Un 0,001% del espacio total dedicado a esta noticia? ¿O lo justo para que cuando salió la controladora explicando lo de la pistola alguien por detrás la tachara de mentirosa?

Hay que decir que el conflicto persiste y que aunque hubiera transcurrido lo de este fin de semana por otros vericuetos las críticas también habrían arreciado, diferentes o no, pero habrían habido. Por penúltimo, señalar lo magnánimo que ha sido el gobierno cuando pone el ejemplo de Reagan, que echó a la calle a 11 mil controladores. Para que no quede duda, sé que tiene que haber consecuencias para los controladores pero por lo ya dicho: porque convocaron una huelga encubierta sin aviso que ha dañado a empresas y a ciudadanos más de la cuenta. Pero también tendría que haberlas para la forma en que gobierno y medios han abordado el asunto: no me hubiera extrañado que algún controlador hubiera sido agredido por algún pasajero inflamado al ver que medios y gobierno estaban de su parte.

viernes, 3 de diciembre de 2010


Vida exótica en la Tierra

Científicos de la NASA descubren una bacteria que usa arsénico en lugar de fósforo para construir partes de sí mismas, según publican diversos medios, entre ellos la prestigiosa revista Science y la misma agencia espacial estadounidense. Ya había estudios anteriores que especulaban con que este elemento, que se juzgó tan nocivo para la vida -ahora sabemos que lo es para un tipo de vida-, podría haber sido en el pasado uno de sus elementos fundamentales junto al carbono, el hidrógeno, el nitrógeno, el oxígeno y el azufre. Ahora, parece que este descubrimiento confirma tales estudios, y no sólo para el pasado.

Como se ha dicho por pasiva y por activa, el hallazgo abre nuevas puertas para la búsqueda de vida, tanto en otros planetas ¡como en el nuestro!; porque rompe con el paradigma que sostiene que los elementos básicos para la vida en la Tierra son los antes citados más el fósforo. Dicho sea de paso, hace tiempo que oigo que el silicio también podría ser un sustituto del carbono. O que en Titán podría haber vida basada en metano y no en el agua.

Pero lo que me llama también la atención es que esta revelación nos recuerda desde la ciencia la fragilidad del “conocimiento”. Entiendo que cuando astrobiólogos buscan vida extraterrestre estén obligados a hacerlo bajo las premisas de vida según la conocen. Ahora se ha ampliado este abanico. Pero esta ampliación también ha de servir como alerta, ya que la vida puede ser mucho más extensa que las definiciones y etiquetas que nosotros le damos. Buscando estos elementos podríamos despreciar otros rasgos igualmente adecuados para la vida. Y ya no hablo de vida exótica –puesto que nos hemos dado de bruces con ella en nuestro planeta- sino de indecible.

Recuerdo que cuando estudiaba Básica y bachillerato otra de las definiciones de vida era “nace, crece, se reproduce y muere”. Hoy se sabe que hay organismos inmortales.

Masianismo y empresa

Artur Mas será el nuevo presidente de la Generalitat de Catalunya. Ninguna sorpresa. Muchos le señalan como el nuevo mesías para Catalunya, aunque el candidato a la presidencia haya querido alejar a CiU de cualquier tinte redentor, místico o divino. Por humildad, le gusta repetir tras vencer a sus adversarios. Y porque -ahora sí- advierte que la coyuntura es la que es. Claro que en cuatro años la circunstancia cambiará. ¿Será entonces justo y atribuirá a la coyuntura lo que deba atribuirle, en demérito propio?

El líder de la federación nacionalista se prodiga por televisiones para comunicar su buena nueva. Y le gusta remarcar que cuando menta a la empresa habla de empresario y trabajador. La definición intelectualmente está muy bien, pero a nadie o a pocos que trabajen en una empresa se les reconoce su trabajo hasta el punto de que hagan suya la empresa como proyecto, como misión. Es que ni el directivo busca que el trabajador vea a la empresa como suya: porque no lo es.

Tal discurso masiánico es papel mojado. Si menciona facilidades para la empresa, se refiere al empresario, por más que diga. Y no importa. Pero que no enmascare la realidad, que no hable de empresa y pretenda que trabajadores y jefes la vean como suya de la misma forma. ¿Que podría estar bien para algunos que fuera así? Nada que objetar. Pero entonces habría que luchar para que al trabajador se le reconociera como es debido en la empresa y, de esa manera, el asalariado pudiera llegar a ver el objeto de su empresa de veras como el suyo. Que el trabajador disfrutara de los dividendos de la empresa o que participara en decisiones trascendentales, por ejemplo. Pero una situación como la descrita es minoritaria, microscópica, más bien; ficticia, casi.

Sólo quería aclarar con lo anterior que no me paso ese “detalle” suyo en cuanto a definición de empresa. Por lo demás, adelante con su mano tendida. El movimiento se demuestra andando.

Hablo ahora de otros partidos. En este país, por lo menos en Catalunya, ser de derechas comporta mala prensa. No sé si alguna vez lo he publicado en otra entrada (mi memoria es mala), pero explicaré una anécdota. Antaño, reconocía en las entrevistas a diputados que hacían en Catalunya Radio quién era de derechas porque, cuando se le preguntaba en el test final al político de turno si era de derechas o de izquierdas, el de izquierdas siempre respondía que de izquierdas, sin embargo, el de derechas contestaba con evasivas tales como “eso de izquierda o de derecha ya no se lleva”. Sea como sea, lo que más me disgustó de las elecciones pasadas fue que el PP recuperase la tercera posición en el hemiciclo.

De órdago, el batacazo de ERC. Craso error dividir el independentismo. Divide y vencerás. Supongo que olvidaron esa máxima. O bien, pensando mal, la división no es más que un claro síntoma de la lucha por la poltrona y no por el país, como suele afirmar cualquier partido. Si hubieran mirado por el país, habrían pactado una candidatura conjunta. Y no me vale que tengan ideología dispar. Lo primero es lo primero, si aseveran en los programas que es la independencia. En clave interna, para el partido de Laporta genial. Ahora podrá luchar por los independentistas que se han decantado por CiU. Y por favor, si fuera Puigcercós me iba, y si militara en Esquerra exigiría su dimisión.

PS: Si ICV se mantuvo fue porque llegó al hueso.

Wikileaks debe de ir por el buen camino

Wikileaks debe de ir por el buen camino, a juzgar por la presión a la que en los últimos días está sometida la web y su voz cantante, ahora acusado de nuevo de violación.