jueves, 6 de enero de 2011


Memes y Platón

Según la ciencia de hoy día, la evolución funciona a través de la adaptación y la selección natural. Richard Dawkins acuña en la obra El gen egoísta el término "memes" para designar la unidad básica de transmisión de información de mente a mente o de generación a generación. Según el naturalista, desde que se inició la vida en la Tierra el gen inmortal “ha creado” unas corazas para protegerse, propagarse y perpetuarse en la eternidad. Tales corazas conforman la variedad de la vida que conocemos hoy día, incluida, por supuesto, la humana. Ahora bien, para el científico, el predomino del gen ha llegado o está llegando a su fin; el relevo lo detenta el meme, base del pensamiento y la cultura, a la que el meme hace difundir mediante la replicación de sí mismo de forma equivalente a como el gen se autorreplica a través de la evolución.

En ningún momento, Dawkins insinúa que el pensamiento o la cultura estén vivos ni mucho menos que tengan consciencia de sí mismos, sino que los memes se perpetúan en la cultura y la crean de forma análoga a como los genes se han diseminado durante eones en múltiples entidades biológicas. Esto es gracias a una ley que está por encima de la selección natural y a la que incluye, algo así como una ley de estabilidad, que también rige la evolución de los seres inertes, es decir, del Universo. Hay que decir que tal elucubración es atractiva y no exenta de lógica. Lo estable permanece, viene a decir, o sea, en cierta manera, una perogrullada.

Sin embargo, el desarrollo de la hipótesis según la cual los memes “gobiernan” la transmisión del pensamiento, las ideas y la cultura actualiza -si es que alguna vez dejó de ser actual- el sempiterno debate sobre el mundo de las ideas –perfecto y eterno- y el de las sombras –imperfecto y perecedero-, propuesto por Platón y popularizado por el cristianismo. ¿Puede entonces existir el pensamiento al margen de la vida material? Dawkins nunca habla de ello, es más, de su tesis se deduce que sin la segunda no existiría el primero. Otra pregunta: ¿si el meme puede existir al margen del gen, puede el meme haber diseñado el gen, puede, en fin, tener razón Platón y el mundo físico ser una mala copia del de las ideas?

Para eliminar toda posibilidad de reavivar más de lo que está un universo dualista -muy común en la sociedad de hoy- en el que el mundo de las ideas infravalora y ensombrece a la realidad cotidiana hasta el límite de arrojarla al reino de la fantasía, ahondemos en el pensamiento, en cómo es. Es un flujo, cosa lógica si observamos el funcionamiento de la mente como meros espectadores, sin actuar o sin apenas hacerlo. Si se hace este ejercicio se comprobará cómo las ideas discurren por nuestra cabeza como el agua transcurre por el lecho de un río; y cómo el cerebro, con ayuda de eso que llamamos consciencia, que no parece más que una especie de linterna que ilumina ahora aquí, ahora allá, pedacitos de una habitación oscura, pesca alguna de ellas de tanto en cuanto y divaga con ella, y a veces razona y todo, o a través del diálogo, o a través de concatenaciones lógicas. Pero, por lo general, la mente asocia a alta velocidad imágenes, fantasías y recuerdos en un sinfín casi ininterrumpido de semiinconsciencia. [Puede que esta asociación no sea más que una concatenación de razonamientos algo más inconscientes, ya muy automatizados, vaya]. Sólo cuando “lo que ve” las imágenes se desliga del fluir del pensamiento y no se baña en él emerge algo de consciencia. Pero sigo, que me voy.

Ciertamente, por el nervio y las sinapsis circulan ideas, ¿pero estamos seguros que nacen en ellas o sólo las construyen relacionándolas, yendo de ideas simples a complejas o de simples a simples?, ¿no será que el cerebro actúa además de como un procesador como un receptor de datos que se nutre de los sentidos externos pero también del interno, de aquel gracias al cual percibimos nuestro pensamiento, que simplemente existe, es? ¿Cómo desmontar esta, por lo menos, sugerente teoría? Aún hay más indicios razonables a favor de la teoría de las ideas, de los memes autárquicos. A saber, a partir de las ideas modificamos casi a nuestro antojo el mundo de las sombras, y, muy recientemente en la historia de la humanidad, también manipulamos los genes. Tan fuertes pueden llegar a ser las ideas, que podemos sufrir o reír al pensarlas -incluso siendo pura fantasía- o enfermar o curar trabajándolas. Más aún, parece increíble que la actividad del intelecto (una canción, por ejemplo) pueda nacer de materia y que el mismo discurrir, el que percibimos en nuestro interior, se base en átomos -inertes-, moléculas y millones de células. Incluso podríamos aventurar que el meme no es más que una especie de semilla que se instala en un cerebro, que hace las veces de tierra de cultivo, y que según la calidad de ésta, de la capacidad de discurrir del cerebro, produzca determinados frutos: malas hierbas, frutos venenosos, broza o vegetales provechosos para la humanidad o vida en general. Todo esto, naturalmente, es especulación, ya saben.

¿Podemos desmontar entonces esta hipótesis? Seamos claros, según esta hipótesis los memes habrían regido el origen del Universo y la evolución, o sea, se defiende la idea de Dios o de una trascendencia. Pero resulta que la evolución biológica no necesita conductor, cosa que tampoco significa su exclusión. ¿El huevo y la gallina?, es un poco lo mismo. El meme podría desembocar en el dilema que acució a la sociedad durante siglos y del cual no surgió –y no ha surgido- nada práctico, nada con lo cual la humanidad haya mejorado, quizás, incluso, haya empeorado… Dawkins da en el clavo con la ley de la estabilidad, que sí debiera darnos un pequeño toque de atención acerca de cómo funciona el mundo físico, para que pudiéramos servirnos de dicha ley y continuar el viaje.

Este razonamiento dualista no sirve para nada o para poco. A ningún lugar nos conduce y ahondar más en él provocaría pérdida de tiempo, como ya en el pasado ha ocurrido a millares de individuos, que podrían invertirse en estudios o trabajos más fructíferos. ¡Pero cómo nos gusta a algunos, aunque sea para desbancarlo!
¿Qué diferencia pensáis que pueda haber entre los que, desde el interior de aquella cueva de Platón admiran las sombras y los simulacros de variadas realidades –pero que nada desean, ni se sienten así menos satisfechos- y, por otra parte, aquel sabio que, salido de la cueva, contempla las verdaderas?
Aunque este fragmento extraído de Elogio de la locura, de Erasmo de Rotterdam, se refiere a la felicidad, bien puede aplicarse al debate que aquí analizamos, pues la disyuntiva es idéntica: sea como fuere, nuestro manejo de la realidad no cambiará porque exista el mundo de las ideas al margen del de las sombras. Ya está visto que el premio y el castigo no acaba de funcionar del todo. Y qué vergüenza que así fuera. Igual que dijo Josep Pla, trabajemos con la realidad, es lo que único con lo que contamos. O algo así, esta era la idea. Gobernar el mundo desde el mundo. ¿Los memes nacen de los genes o los genes nacen de los memes? Nada práctico ha surgido de este debate en siglos.